Introducción de Ajahn Sumedho (fragmento)
Una dificultad con la palabra Nibbāna es que su significado está más allá del poder de las palabras para describirlo. Es, esencialmente, indefinible.
Otra dificultad es que muchos budistas ven Nibbāna como algo inalcanzable –tan elevado y remoto que no seríamos lo suficientemente merecedores siquiera de intentarlo–. O vemos Nibbāna como una meta, como algo desconocido, indefinido, que deberíamos de algún modo tratar de alcanzar.
Muchos de nosotros estamos condicionados de esa manera. Queremos alcanzar algo que no tenemos ahora. Entonces vemos Nibbāna como algo que, si trabajamos duro, conservamos nuestra sīla, meditamos diligentemente, nos ordenamos como monásticos, consagramos nuestras vidas a la práctica, entonces la recompensa podría ser que quizá alcanzáramos Nibbāna –aunque no estemos seguros de lo que es–.
Ajahn Chah solía definir Nibbāna como “la realidad del no apego”: materializando la realidad del no aferrarse. Esto ayuda a ponerlo en un contexto porque el énfasis está en el despertar a cómo nos aferramos y agarramos con palabras como Nibbāna o budismo, o práctica o sīla, o lo que fuere.